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  • Innovación
  • 10 de noviembre 2020

Las ventajas que explican el auge de la nube híbrida tras la pandemia

La mayoría de las empresas utiliza varios servicios en la nube. ¿Cómo hacer que operen en conjunto?

La pandemia ha traído muchos cambios a las áreas de tecnología de las empresas, que buscan adaptarse rápidamente a nuevas formas de trabajar impuestas por el distanciamiento social. Uno de estos cambios es la prioridad que ha tomado el uso de la nube: según IDC, para 2022 más de 90% de las grandes empresas del mundo dependerá de una mezcla de nubes privadas, on premise, diferentes nubes públicas y plataformas legacy para funcionar.

Esto adelantó 10 años lo que se venía viendo hace rato”, dice Sergio von Knörring, arquitecto de soluciones de Red Hat. “No estar en la oficina y poder hacer la misma pega puso como un activo estratégico el uso de la tecnología”, asegura.

De acuerdo a la consultora IDC, 2021 será “el año de la multinube”, donde la mayoría de las empresas desplegarán una combinación de nubes privadas y públicas como sus ambientes principales. Los servicios más conocidos son AWS de Amazon, Google Cloud Platform y Microsoft Azure.

¿Multinube o nube híbrida?

Los servicios en la nube les permiten a las empresas obtener una infraestructura escalable y costo-efectiva para sus procesos. Sin embargo, no todo se puede poner en una nube pública por razones de seguridad, rendimiento o por regulaciones, por lo que también se utilizan data center propios (on premise) o nubes privadas.

Tener aplicaciones repartidas en estos distintos tipos de nube es lo que se conoce como multinube. “Con la multinube puedo usar servicios o soluciones como servicio que viven en distintas partes, pero que no tienen ninguna relación entre ellas”, explica Paulo Seguel, arquitecto de soluciones de Red Hat.

Esto genera algunas complicaciones a la hora de operar, principalmente porque cada servicio de nube usa con sus propias herramientas y reglas. “Hay conceptos comunes, pero en lo práctico la forma de construir cambia de nube en nube”, dice Von Knörring. “Los desarrolladores tienen que aprender a desarrollar utilizando las tecnologías de cada una”.

Estas distintas formas de operar también hacen difícil mover una aplicación o un componente de una nube a otra, por ejemplo si suben mucho los precios o cambian las necesidades. “Si quieres cambiar algo, probablemente lo puedas hacer, pero el costo y el esfuerzo de hacerlo es enorme. Entonces financieramente te encuentras con un problema”, explica el experto.

Para solucionar estas trabas nace el concepto de nube híbrida abierta. “Es una arquitectura de TI donde tienes algún nivel de portabilidad, orquestación y administración entre por lo menos dos ambientes de nube”, dice Seguel.

Portabilidad

La idea es implementar las aplicaciones sobre servicios que funcionen de manera transversal sobre distintas plataformas, permitiendo portarse de un lado a otro de manera simple y automatizada. Una de las soluciones que permiten esto son los contenedores a través de sistemas de orquetación como Kubernetes. Red Hat ofrece para esto la plataforma OpenShift, disponible en distintas nubes.

Entre las ventajas de este diseño está que permite que los equipos de desarrollo y operaciones tengan que aprender a utilizar un solo sistema en lugar de varios diferentes para desplegar las aplicaciones. También le da capacidad de negociación a las empresas, dice Von Knörring. “Como tengo una estrategia portable de tecnología, me voy a la nube de al lado porque me cobra un 20% o 30% menos. Ese muñequeo, las empresas que no están tomando las decisiones correctas no lo tienen y cuando les suben unilateralmente el precio no pueden hacer nada”.

Esta decisión se puede tomar también por partes, explica Paulo Seguel. “No tengo para que irme completamente, estoy viendo que este componente me sale más barato en otro lado, bueno, lo porto”.

Cambio cultural forzado

Moverse a este tipo de estructura requiere en muchos casos rehacer aplicaciones para que funcionen de esta manera, o bien comenzar los desarrollos nuevos bajo este esquema. En esto también la pandemia ha impulsado avances. “En muchas organizaciones hay áreas que no hablan entre ellas, porque tienen distintos intereses y objetivos. La pandemia ha hecho que tengan que hablar, y ha empujado a que se hagan cosas nuevas”, dice Seguel.

“Existen muchos silos organizacionales. Lo que pasa es que las estructuras organizacionales están absolutamente disociadas de cómo se consume la tecnología. Hay empresas que ya se dieron cuenta de esto y están reestructurándose para que los equipos sean multidisciplinarios y le puedan sacar el jugo a la tecnología”, señala Von Knörring.