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  • Innovación
  • 19 de enero 2021

La startup que busca masificar la inteligencia artificial en la industria alimentaria

AiNova Food Analytics fue escogido como el negocio más invertible en el último Demo Day de Startup Chile.

Cristian Agurto

Pamela Rocha es ingeniera en alimentación y mientras trabajaba en Soprole hace más de 10 años, veía con preocupación lo engorroso que eran los procesos de creación de los alimentos. En algunos casos las pruebas podían requerir de 5 a 8 intentos y se podían llegar a utilizar cientos de kilos de ingredientes. “En ese momento yo quería tener que hacer menos para poder hacer más. Ojalá tener en mi celular la información de cómo hacer la fórmula para no estar iterando tantas veces”, cuenta Rocha.

En 2020 se pone en contacto con Álvaro Arriagada, ingeniero industrial y Katherine Shepherd, cirujano dentista y técnico en gastronomía, para desarrollar snacks y barras veganas nutricionalmente equivalentes a la carne. “Álvaro nos explicó cómo funcionan los algoritmos, el machine learning, la inteligencia artificial y cómo esto podía aplicarse para hacer las formulaciones. Esto era justamente lo que yo buscaba hacer hace 10 años”, asegura Rocha.

Tras aplicar inteligencia artificial a su proyecto y ya establecidos como una startup, deciden participar de una aceleradora en Chicago. Con las recomendaciones recibidas ahí y por el escenario generado a raíz de la pandemia, decidieron darle un giro a su modelo de negocios, pasando de crear sus propios productos a facilitar su tecnología a empresas que lo requieran.

Así nace AiNova Food Analytics, una foodtech creada íntegramente en pandemia y cuyos creadores no se conocen en persona. Su servicio consiste en utilizar inteligencia artificial para ayudar a las empresas a crear productos alimenticios de manera más eficiente a través de Irene, su algoritmo nutricional.

“Creamos un sistema que permite a las empresas desarrollar productos mucho más fácil, rápido y con menos pérdidas, lo que significa gastar menos plata. Es similar a lo que hacen empresas como The NotCo, pero la diferencia es que ellos lo usan para sus propios proyectos, mientras que nosotros vendemos esto como servicio”, expresa Shepherd.

Algoritmo para optimizar

La responsable de la elaboración de los productos es la mencionada Irene, un algoritmo que permite agilizar los procesos de elección de ingredientes considerando factores como el precio, nutrición e incluso el impacto ambiental. Su nombre es un juego de palabras que hace referencia a la “AI” a través de su pronunciación en inglés, pero también es el nombre de la abuela de Álvaro, su creador.

“Nuestro algoritmo Irene básicamente te permite optimizar. Entrega una serie de alternativas que puedes escoger para desarrollar tu producto. Si tú quieres desarrollar un alimento que sea bajo en huella de carbono, barato y que cumpla cierto perfil nutricional, Irene te entrega alternativas para cumplir con estos requisitos, buscándote el mejor set de ingredientes para ello”, dice Arriagada.

Además de Irene, esta foodtech cuenta con otro servicio al que catalogan como su hermano menor. Se trata de un sistema de etiquetado nutricional que permite al usuario escribir los ingredientes de su receta y conseguir toda su información nutricional en segundos. Esto permite, por ejemplo, saber si un producto cumple con los estándares determinados por entidades como el Ministerio de Salud y su ley de etiquetados.

“Este servicio es más transversal y puede usarlo desde una microempresa hasta una grande. Una pyme antes tenía que pagar mucho más dinero por una tabla nutricional para uno de sus productos. Ahora una persona teclea sus ingredientes, presiona enter y el etiquetado está listo en segundos para instalarlo en sus envases o mandarlo a imprimir”, explica Rocha.

Efectos de la pandemia

Estos servicios los situaron como el "negocio más invertible" según la aceleradora gubernamental Startup Chile. Su desarrollo partió debido a un inconveniente en el anterior negocio de barras nutricionales, a raíz de la pandemia.

“Usábamos proteínas traídas desde China para las barras y como no se pudieron seguir trayendo, buscamos cómo hacer la variación de productos por algo que estuviese disponible acá. Esto ayudó a impulsar la idea de hacer el algoritmo”, expresa Shepherd.

“Esto que nos pasó a nosotros les pasó a todos a nivel mundial. Cuando uno trabaja en alimentos es normal que existan quiebres de stock de alguna materia prima. Entonces este algoritmo tiene la capacidad de decir: no tenemos esta materia prima, pero sí tenemos otras 4, veamos cuáles te pueden servir para llegar a lo que tenías antes”, complementa Rocha.

Una vez realizado este cambio en su modelo de negocios se dieron cuenta de que esta era una mucho mejor idea. “Hacer productos es difícil, necesitas permisos, empaques y que sea duradero. La decisión de cambiar no fue tan difícil porque en verdad era un cacho. Era super buena la idea de hacer una barra que pudiera reemplazar a tu almuerzo, pero el problema de manufactura es muy complejo y caro. Además, imagínate hacer manufactura de un alimento nuevo en plena pandemia”, explica Shepherd.

Para Pamela Rocha, este modelo es mucho más viable porque comparte esta herramienta con las empresas, lo que permite masificar sus convicciones de una alimentación saludable, barata y responsable con el medio ambiente. Algo muy requerido por los consumidores actuales, según su visión.

“Nosotros creemos que los consumidores están más informados y nuestro target son las empresas que tengan conciencia de estos consumidores informados que siguen tendencias mundiales como considerar el impacto ambiental, el impacto sobre la salud y favorecer economías locales”, finaliza Rocha.